La historia del descubrimiento del café está envuelta en muchas leyendas. La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que las maravillosas propiedades vigorizantes de las bayas de café se descubrieron por primera vez en Etiopía en el siglo IX.
Según una de las leyendas, el pastor local Kaldim, que pastorea cabras en las laderas de las montañas de la provincia de Kaffa, se dio cuenta de cómo sus cabras comían las bayas rojas de un árbol desconocido de bajo crecimiento y venían con una emoción lúdica. Durante mucho tiempo el pastor no pudo reunir y calmar a las cabras juguetonas. Completamente agotado, decidió probar algunas bayas y se sorprendió al descubrir que la fatiga pasaba instantáneamente. Kaldim habló sobre el caso milagroso a los monjes de un monasterio cercano, y comenzaron a experimentar con las hojas y los frutos de una planta increíble.
Solo se puede adivinar si esta historia es cierta ... Hoy en día se sabe que el café crece en forma silvestre solo en Etiopía. Las cabras de Cuffa aún saborean sus bayas y tienen un humor juguetón. Y seguimos experimentando con las bayas de café y produciendo una gran bebida, revitalizando el cuerpo y complaciendo al espíritu.